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Fran Silvestre reflexiona sobre el vínculo entre arquitectura y producto

¿Tienen alma los muebles? ¿Qué transmite un diseño? ¿Cómo lo apreciamos en nuestros hogares o espacios de trabajo? ¿Nacen con esa ilusión? Iniciamos un conjunto de entrevistas con sus creadores en las que reflexionan creación y  resultado.

Comenzamos con el arquitecto y diseñador Fran Silvestre quien, no sólo firma nuestra nueva A-Collection, sino que ha integrado esta pieza de mobiliario en su proyecto Casa Hoffman, conjugando las líneas puras geométricas y sobrias que definen tanto el diseño de producto como el diseño arquitectónico.

A-Collection nace de la relación entre una estructura metálica de perfil cuadrado y de geometría octogonal y una carcasa de madera, más orgánica, que aporta confort y ergonomía a la madera. Una pieza que juega con el minimalismo del metal y la calidez de la madera, en un producto que aspira a la mínima expresión de sus formas sin prescindir de la comodidad y ergonomía de su sentada.

Una silla que nace de una concepción arquitectónica del espacio, de juego de líneas y geometrías, y que por sus materiales sirve tanto para interiores como exteriores. A-Collection es la primera colaboración de Fran Silvestre con Capdell y se ha concebido, además, “como una pieza de mobiliario capaz de ser admirada como una escultura”.

“Una pieza que busca la belleza eficaz y, al mismo tiempo, juega con una parte técnica que aporta el confort, buscando un componente de ergonomía y comodidad fundamental para una silla”, explica el arquitecto.

A-Collection ha sido pensada para los proyectos de arquitectura de Fran Silvestre, en los que encaja a la perfección como un guante. En este sentido, la silla forma parte de uno de sus últimos proyectos, “Casa Hoffman”, un proyecto de arquitectura localizado en Valencia, España.

Se trata de un proyecto que incluye una cubierta extorsionada con forma de T, de formas geométricas muy peculiares y cuya función es evitar las miradas ajenas. También, busca controlar el sol durante y el verano y dejarlo pasar durante el invierno, con una cubierta transitable que permite disfrutar de toda la superficie de la parcela. Un gran bloque acristalado alberga la estructura, distribuye los espacios filtrando la privacidad y se asienta sobre una base de piedra que se adapta al desnivel natural que existe en la parcela.

En ese espacio arquitectónico tan particular, el interiorismo blanco, limpio y de líneas rectas encaja perfectamente. Es ahí donde la silla A-Collection encuentra su ambiente perfecto, en la zona del comedor, acompañando a una mesa de grandes dimensiones.

Madera que emite vibraciones positivas, en un espacio arquitectónico inigualable en el que el mueble, además de ser funcional, se convierte en arte.